El día que salvamos la vida a un escritor, y probé los cigarrillos de dos sabores, estábamos donde los torreznos, pero sin comer torreznos.
¿Cómo es posible que una señora de 50 y tantos no haya oído hablar nunca de torreznos?
Peor aun, ¿como es posible que no los haya probado?
Me parece muy doloroso esto.
Los cigarrillos de doble sabor son curiosos, una marranería muy divertida.
Es como aquellos cigarrillos mentolados que Mayu decía provocaban esterilidad y que Estheril utilizó para que fumásemos el primer porrillo de mi existencia: cigarro mentolado con manzanilla, así fabricado modo paciencias y dentro de un baño.
Resultado, dientes con restos de infusión y una humareda del copón divino.
El caso, que nadie que sea anodino puede fumar este tipo de pitis, debe de ser alguien peculiar, especial. Y así son los sujetos que me convidaron a probar estos pitillos; gente especial.
Y ahora ¿qué veo? ¡sabor frutas del bosque? ¡oh cielos! |
Excelente fusión; fíjate si congeniamos que hasta salvamos la vida a un escritor.
Qué decir, un excelente trabajo en equipo con el que hemos aportado al crowfounding del estreno de su último libro varios litros de sangre, decencia y un poco de alegría.
Qué buenas las casualidades.
Y los torreznos.
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